Lou Ottens, ingeniero holandés, fue el inventor de las cintas de cassette, para la reproducción de música analógica. Falleció la semana pasada a los 94 años. Su creación más famosa impulsó la cultura de una época y la tendencia hacia la música “compacta”. Te acordás que cuando querías volver a escuchar un lado tenías que rebobinar el casette a mano girando la ruedita con una bic? Y lo difícil que era encontrar una canción porque no sabías si estabas poniendo el lado A o B? Cuanta paciencia, manejábamos otros tiempos… 

Fue a principios de los años 60 cuando Lou Ottens dirigió el equipo que desarrolló los cassettes para la empresa Hasselt, propiedad de Endhoven Philips.

En 1964 terminó su invento y empezaron a fabricarlo en masa en Alemania. Un año después se empezó a vender en toda Europa y para 1969 ya circulaba en Estados Unidos, un lugar clave para la explosión de esta tecnología, fundamental para impulsar la cultura de la época. 

La creación tuvo un salto de calidad cuando en 1971 se empezó a fabricar una variante que reducía los ruidos con una cinta de dióxido de cromo y se convirtió en un objeto popular cuando en 1974 la empresa japonesa Maxell lanzó los cassettes con cinta virgen.

La posibilidad de copiar álbumes, armar un compilado propio o registrar la propia voz con las grabadoras domésticas fue el gran atractivo que ofreció este formato, que también destacaba por su tamaño portátil. Es más, uno de los slogans era, justamente, la portabilidad: “Más chico que un paquete de cigarrillos”, decía uno de los anuncios que lo promocionaban.

El cassette dominó la industria por varias décadas, hasta que llegó una tecnología de la que también participó Otter, el CD. La contra de las cintas era que, a diferencia de los discos de vinilo, no podían mantener la calidad específica del sonido y eventualmente se iban desgastando.

En diversas entrevistas compartió su mayor arrepentimiento: que Sony, su empresa rival, fuera la que inventara el Walkman, el dispositivo clave para los cassettes, ya que permitía llevar la música con uno. 

Las cintas de cassette fueron copiadas por Japón, con diferentes formatos. Ottens logró hacer un acuerdo para que Sony use un mecanismo patentado por Philips para hacer un estándar que se venda en todo el mundo. Se estima que se vendieron 100 mil millones en todo el mundo.

Ottens después trabajó en el desarrollo del CD, que también se convirtió en un estándar de las dos empresas, Philips y Sony. Se estima que se vendieron el doble de unidades, 200 mil millones a nivel global. Aunque parezca lejano, sin todos estos inventos, no hubiera existido hoy Spotify. 

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