Con los nuevos hábitos de consumo, muchos rubros se están reinventando y buscando nuevas formas de organización. Uno de ellos fueron los supermercados, que tuvieron que desarrollar su sistema de venta online. O los que ya lo tenían, hacerlos más eficientes para afrontar la gran demanda. En ese sentido, surgió una modalidad conocida como dark stores o tiendas fantasmas. Se trata de espacios que no están abiertos al público pero están diseñados estratégicamente. Esta vez, no para responder al marketing, sino para la practicidad al momento de armar pedidos. Funcionan como grandes depósitos para tener organizados los productos en función de la velocidad de rotación y para dar soporte a la venta digital.
Su función es el armado de pedidos y la entrega en el menor tiempo posible por delivery, formato conocido como «Quick Commerce». Para esto, se apunta a abrir más cantidad de dark stores en diferentes ubicaciones, acortando el tiempo de envío. Además, de ahorrar lo que implica la puesta a punto de un local abierto al público. Algunos también funcionan como puntos de retiro, los famosos pick up points.
Tienen bajo costo operativo, es decir, poco personal, ubicación del local en lugares pocos concurridos y el abastecimiento y ubicación de la mercadería en función de la demanda. El radio de atención no supera los 5 kilómetros, apuntando a no más de media hora de demora. Y la entrega del pedido se hace con personal propio o a través de las apps de delivery.
Algunos de los que ya están trabajando con esta modalidad es el grupo chileno Cencosud, dueños de los super Jumbo, Disco y Vea, quienes lanzaron Spid 35, una cadena paralela de dark stores abastecidos con 1.100 categorías de productos. También la cadena española Día cuenta con dos dark stores en Buenos Aires y Walmart abrió su primero en Campana. En abril de 2020, las apps Glovo y PedidosYa, abrieron los primeros locales con este formato y buscan llegar a 60 para fin de 2021.